Cuanto aquí esta escrito lo viví desde la Cuaresma de 2004, estando enferma y en cama, pasaron los años y todo escrito queda como realidad de mi Devocionario a la Santisima Trinidad en la hora del sufrimiento y la enfermedad. HOY, gracias a DIOS, estoy casi sana, trabajo y salgo al mundo a cantar la alegría del SEÑOR. EL TODO LO PUEDE. Estamos en el año 2010 y seguimos unidos en Cristo y María escribiendo, rezando....


isabel

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isabel conde ramírez

DE LOURDES A FATIMA ORACION Y VIDA

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miércoles


LA GRACIA DE LA CONFESION

La confesión consta de varias partes. La principal y única verdadera es enfrentarse a uno mismo y reconocer que se ha pecado. No quitarle importancia y decirse a sí mismo si la acción, pensamiento o la omisión de lo que se pudo hacer y no se hizo, influyen en el camino propio o en el de los demás. Si se ha hecho daño.
Cuando uno siente ese gusanillo dentro…, el cuerpo, el alma te llora y, es entonces cuando empieza el arrepentimiento, la confesión.
Entre ese arrepentimiento y la confesión ante el sacerdote pueden pasar horas, días, meses años…pero, ¿por qué?. Pues, porque nos encontramos ante la humillación, la arrogancia, los malos pensamientos, la experiencia o el ejemplo negativo ya vivido antes. Y es que no reparamos que al igual que en la Sagrada Eucaristía, el pecador más grande, al ponerse las vestiduras sacerdotales e investirse en oración se transforma en el mismo Jesucristo, quizás, luego, tras la ceremonia, para su desgracia mortal ese mismo sacerdote puede volver a su mal ejemplo, o, no. Por fortuna son pocos los malos ejemplos, aunque el mal hace mucho ruido. Los sacerdotes tienen una entrega y un corazón lleno de Dios.
Así tenemos que en la confesión el hombre se humilla ante otro hombre, sí, pero, es Dios quien reviste al hombre (sacerdote) de su propio cuerpo bendito y, a través suyo, escucha y orienta en el Espíritu Santo al sacerdote que impartirá la penitencia y la absolución de los pecados. No es fácil para muchos comprender este punto. Vemos lo físico y juzgamos, pecamos de nuevo. Ocurre también que esperamos escuchar algo que no escuchamos y nos desagrada la respuesta o penitencia. Y es que somos humanos, rebeldes ovejas del rebaño de Cristo.
Si logramos traspasar este punto sentiremos el amor de Dios en nuestro corazón y, ese gusanillo se echará a dormir hasta la próxima vez (no olvidemos que el santo más santo suele pecar 7 veces al día, según reza un dicho popular…). Eso sí, la alegría inmensa por haber dado el paso de confesarnos será muy hermoso. No obstante si encontramos un sacerdote que parece no escucharnos, estar en el confesionario distraído…perseveremos y aprendamos de esta experiencia, puede que necesites humillarte un poco más, ó, quizás a ti pudiera no servirte ese buen hombre, pero tú sí a él. Es posible que tú, pecador que te arrodillas ante el sacerdote en santa confesión, seas el bálsamo que tu confesor necesita; le llenes de vida espiritual al reconocerse en tus propios pecados y recibe el empuje que como hombre necesitaba para seguir adelante.
Hermanos, se mire como se mire: la confesión es una gracia divina. Acerquémonos a ella pues nos espera el amor de Dios.

-isabeldelasalmasdelpurgatorio-

martes



ORACIÓN AL SANTÍSIMO SACRAMENTO


Llega la noche y me acerco a ti, Señor.

No estoy de rodillas,

no vengo a la iglesia,

apenas logro concentrarme,

una hora, un minuto, un segundo para ti.

Llega la noche y vacía de mundo,

cubierta de sábanas y con un rosario en la mano,

a veces, te rezo.

Intento alejar de mí todo un día de pesar, de dolor, de alegrías también.

Intento apartar de mí hasta el murmullo perenne de mi corazón.

Y lo dejo todo por ti.

Y rezo un padrenuestro,

Un avemaría,

Un Gloria que me habla de ti.

De aquella noche marchita que dejó escapar

al Señor de la Vida.

De aquellos instantes que precedieron al horror que ibas a sentir.


Cuando aquellos ojos que te miraban

eran limpios, sinceros, deseosos de escuchar,

de vivir un poco más bajo tu sombra.


Cuando alzaste la frente al cielo,

la copa en el aire:

unas gotas de vino vertidas entre el cielo y el infierno.

Un pedazo de pan pasó de mano en mano hasta llegar a las tuyas, Señor.

Cerraste los ojos, y empezó el silencio.


El vino se transformó en sangre... tu sangre Señor.

El pan se hizo forma, tu cuerpo, Señor.


Mi corazón, apenas palpita, acallar quiere hasta al mismo silencio.


Me postro ante ti, Dios verdadero,

A ti comunión perfecta;

Sagrada Hostia que mi boca reclama.

Me postro ante ti, Santísimo Sacramento y

mi infierno se queda atrás.

¡Bendito sea por siempre el SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR!.

¡Por siempre sea bendito el divino Sacramento!.

- Isabeldelasbenditasalmasdelpurgatorio-

REZO

Rezo...me tomo este instante, y, rezo...

Rezo por aquellos que no lo hacen...

por aquellos que sueñan despiertos temiendo despertar dormidos...

Rezo por los que vacíos de ti no encuentran quien les llene de aliento...

Les ofrezca una mano tendida sin retirarla de nuevo...

Rezo por mis hermanos enfermos de este mundo...

enfermos de cuerpo y mendigos del alma...

solos, tristes, abatidos y muy solos...solos.

Rezo al DIOS de la VIDA al que escucha toda palabra, al que cura

toda herida.

Rezo a la BONDAD sin medida que se airea por el mundo esparciendose en semilla...

Rezo a LA VERDAD sobre mentiras huecas que aborrecen su presencia de frescura infinita.

Rezo a quien me dio LA ESPERANZA y que no me la quita, no permite mi llanto sin bendecirlo

primero...no toma mis encierros sin abrirme la puertas al tiempo...

rezo...rezo a quien puede rezarse...a quien puede abrazarte cada vez que le rezo.

Rezo a DIOS.

-isabel de las benditas almas del purgatorio-