Te amo Señor.
Tu divina providencia me enseñó
la sabiduría del que nada tiene
y todo lo alcanza.
La paciencia en sí es mérito, virtud y castigo.
la esperanza es un regalo del cielo que unos denostran
y otros envidian.
La cordura, AY!! la cordura!, es tan buscada que entre
los árboles de la ignorancia se esconde.
Y, a fin de cuentas, sólo quedamos tu y yo.
Hace frío, mucho frío, pero tu siempre cuidas de mi Señor.
-isabeldelasbenditasalmasdelpurgatorio-
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