DEVOCIONARIO- DE LOURDES A FATIMA ORACION Y VIDA

domingo

Por la mañana, al levantar mis ojos mientras salta mi camisón por la cabeza, miro y te echo de menos.
Mamá, el dolor que sentía, que me oradaba el sentimiento; la locura que se cernía en mis sueños y mis lamentos que gritaban al aire tu ausencia dolorosa, todos juntos me alejaban de ti.
Sobrevivir a la muerte, no a la mía, si a la tuya, mamá, era caer en el agrío eco del olvido.
¿Para qué me servía mamá todas esas pastillas, las terapias, los confesores, mis oraciones, mi yo que lloraba y lloraba...para qué me servía si tú no estabas?.
Olvidé mirando a otro lado, y en instantes, en meses, apenas meses, pero, logré colgar tu fotografía en otra habitación.
Ahora, que pasó más de un año, lloro de nuevo y esta vez lloro porque te necesito en mi, aqui, conmigo, así muerta, en tu estado de vida infinita del cielo que es tu gozo y tu dicha. Y aunque me dijera yo que no quería serte molestia en tus nubes benditas...ahora sé que siempre has estado conmigo, has seguido aquí, limpiandome las lágrimas, tomando mi mano como hacías siempre y diciendome bajito:"te quiero, isabelita, te quiero".
Ahora que mi padre se hace presente en sueños bellos; que le sé junto tuyo; ahora quiero recibiros de nuevo en mi casa, junto a mi marido, en mi casa, en mi vida viva, de esta tierra de quehaceres por terminar en que mora mi alma.
Vosotros que podéis estar en la dicha del cielo y en las lágrimas de mis ojos, vosotros quedáos ya siempre conmigo hasta que mi terrena existencia también me abandone para de vuestras manos llegar al cierto futuro que me aguarda junto a DIOS.
Os quiero y os hago, de nuevo un sitio en mi vida.
Pasad...